viernes, 28 de junio de 2013

Volver a un blog.


Ha sido un tiempo grande ya desde que dejé este blog. Reiniciarlo requiere explicaciones y disculpas, tanto de mi ante mi como ante los que por alguna extraña razón se suscribieron a este espacio. Abrí este espacio para dedicarlo a textos mucho más serios y puntuales que aquellas publicaciones que realizaba en spaces.live (hoy wordpress). Esa necesidad o deseo surgió de mi interés y esperanza en la filosofía, carrera que cursé durante varios años sin terminar. Con el tiempo descubrí además la necesidad de intercambiar opiniones por escrito con varias personas  para mejorar la calidad de mi pensamiento y el de todos nosotros, para formar un equipo de trabajo, para darle un sentido y dirección a las reflexiones que volcábamos al azar en diferentes momentos. Veo hoy este lugar y reconozco que no era el adecuado para un trabajo colectivo pero al mismo tiempo me duele el hecho de que jamás fui secundado en este proyecto. También hay que admitir que en el momento en el que abrí este espacio las redes sociales más dinámicas emergían con toda su fuerza y el blog entraba en decadencia. En cualquier caso este proyecto no prosperó en ese sentido. Tampoco funcionó en la dimensión personal porque nunca pude establecer una línea y estrategia de trabajo que me permitiera darle continuidad a mis escritos. Porque tampoco tuve el rigor para revisar la sintaxis, la ortografía, la semántica y todo aquel elemento que un texto, y por supuesto el lector, merecen. Eso hizo de los escasos textos hasta ahora publicados aquí sumamente flojos y deficientes.

Si bien el impacto inicial del blog ha muerto su capacidad comunicativa está más viva que nunca. El blog otorga herramientas de análisis, publicación e intercambio de información que las redes sociales más dinámicas no pueden explotar precisamente por la rapidez con que funcionan. Es simplemente imposible generar un texto o una exposición de gráficos o música que esté temáticamente ordenado y que sea accesible a pesar del paso del tiempo en facebook o en twitter. Esos son lugares para compartir y calificar contenidos y opiniones mientras que el blog, sin tener la especificidad que otorga una página web bien diseñada, permite un espacio suficiente para que se explaye tanto el redactor como sus lectores y críticos. Permite ordenar las entradas de diferentes formas e introducir toda una variedad de datos multimedia, tan es así que podemos encontrar blogs musicales, webcómics, blogs temáticos y comunidades organizadas a través de un blog con plena vigencia en estos días. Yo mismo sigo escribiendo cada cierto tiempo en mi blog de wordpress y no tengo intenciones de dejar de hacerlo a pesar de los pocos lectores que puedo llegar a tener, además de que disfruto mucho entrar a blogs ya cerrados pero que guardan, como viejos libros, una vasta cantidad de información y contenidos.

Pero bueno, como ya debe ser obvio en este momento el uso esencial que yo le doy al blog es el de la escritura. En primer lugar porque de todas las cosas que sé hacer mal ésta es la que se inclina hacia lo medianamente bien. Segundo porque me la paso pensando lo que no significa que sea muy bueno en eso pero es a lo que dedico la mayor parte de mi tiempo mental. En tercer lugar porque sé que la escritura es uno de los medios esenciales para la creación y transmisión del conocimiento y por tanto para el cultivo de la cultura y la inteligencia personal e intersubjetiva. Esa son las razones generales detrás de volver a escribir aquí con las cuales busco revalidar al blog y más específicamente mi propio blog con sus escasas entradas; las que, aun tan deficientes, están compuestas de sentencias que todavía pienso y me atrevería a defender.

Como dije antes, me he dado cuenta de la importancia de la palabra escrita para el pensamiento y la cultura que nos conforma. No sólo por ser escrita sino por las posibilidades que como medio alberga: primero que nada la escritura es un acto de comunicación y sólo la comunicación puede ahondar nuestras líneas de pensamiento e investigación para alejarnos del estancamiento en que cae la mente al intentar justificar sus propias creencias, reciclando sus propias vivencias y pensamientos (quizá eso pase a lo largo de toda la vida pero la comunicación sirve entonces para, al menos, retrasar ese proceso).  En segundo lugar porque la comunicación escrita otorga posibilidades diferentes a las de la oralidad, posibilidades que también pueden y deben ser explotadas en un ámbito público. Enfrentarnos a un texto permite tener un mapa de una argumentación, una descripción, un poema o una narración con el cual regresar como lector indefinidas veces para usarlo a fin de captar con mayor profundidad a su autor. Si bien esa función a veces puede encontrarse en el vídeo, el audio y otras formas de comunicación y reproductibilidad, el texto nos permite dominar su ritmo, sus pausas y su medida en formas muy específicas con las cuales usarlo como un mapa del razonamiento, de la voluntad y de la sensibilidad de su autor.

Estos fenómenos son aún más interesantes cuando el texto y la oralidad rozan terrenos comunes y permiten establecer una comunicación viva entre dos personas. En cualquier librería se pueden encontrar colecciones epistolares, poéticas, de ensayos u otros géneros con los que las más diversas personas enfrentaron alguna vez sus pensamientos en torno a algún tema. El diálogo escrito puede hacer caso omiso de herramientas lingüísticas, retóricas, fonéticas, emocionales propias de la oralidad mientras que puede al mismo tiempo apoyarse en otras como la plasticidad estética de los signos, la amplitud permisible por el medio, etc. En términos de argumentación el texto es importante porque plasma y eterniza un estado del pensamiento individual o colectivo sobre el cual se puede regresar y trabajar una y otra vez. Sin ese registro y reproducción sería difícil llevar a cabo las argumentaciones de los últimos 2500 años. Esta comunicación explicitada permite mejores exposiciones, una mejor comprensión y un análisis de posiciones mucho más detallado.

Pero también tiene puntos malos o difíciles de afrontar. Los textos pueden ser largos, pesados y eventualmente se llenan de información esotérica y particular. La comunicación escrita de dos vías requiere la dedicación de los involucrados en otorgar tiempo y recursos a la escritura, no sólo en la creación de textos sino en el estudio de contenidos y formas que sirvan de posibilidad para su mutuo entendimiento y comprensión. Dicho de otra forma: requiere que se estudie y desglose tanto lo que el otro quiere decir como la forma en que lo dice (ortografía, gramática, palabras desconocidas, etc.). Así mismo no siempre se tiene acceso a los medios suficientes para establecer esa comunicación. No es lo mismo dos luminarias del pensamiento cuyas discusiones más nimias serán publicadas por sendas editoriales que la discusión de dos personas por correo convencional desde pueblos donde ese servicio no ha funcionado bien ni hoy ni nunca.

En este sentido la revolución industrial de nuestros años aportó mucho al desarrollarse el internet, la web y las redes sociales. Las salas de conversación en línea, los servicios de mensajería instantánea y los correos electrónicos acortaron distancias y tiempos. Dotaron de plasticidad y eficiencia a la comunicación al tiempo que lo completaron con herramientas multimedia y nuevos lenguajes basados en esas mismas herramientas (pensemos en los sonidos y emoticones). Las páginas web, los foros, los blogs, las comunidades y los grupos como herramientas más pasivas permitieron un intercambio y almacenamiento de información mucho más vivo que los libros y diarios convencionales a los que día con día sumamos cantidades prácticamente inconmensurables de información (además de la gran ventaja que otorga la indexación y los buscadores). Finalmente las redes sociales permiten el intercambio de contenidos aprovechando los mejores elementos de las generaciones anteriores sobre la base de nuestra vida social cotidiana y creando nuevas formas de interrelación social en el medio digital.

Dadas esas herramientas y sus visibles logros, no resulta extraño que muchos califiquen a estos eventos como la última revolución industrial, que se imaginen a la sociedad de ella emergida como algo completamente nuevo tanto individual como colectivamente, que plasmen incluso sus anhelos y esperanzas en todo esto para la creación de un ser humano mucho más informado, capaz y responsable. Si bien soy escéptico de los logros no soy ajeno a las mismos sueños. La información y la cultura, esos bienes intangibles de los que participamos cotidianamente, son constitutivos de nuestra personalidad y nuestro ser social y por tanto necesitan, son y deben ser cultivados y explotados por sus usuarios en la búsqueda de resolver los más variados problemas y alcanzar los más disimiles objetivos. El blog constituye una herramienta muy potente en ese escenario.

Sin embargo los problemas son también numerosos. Como vías de comunicación todos los medios digitales están expuestos a los mismos problemas de comunicación ya evidenciados desde hace milenios e incluso a la  aparición de nuevos. Los problemas no desaparecen, sólo contamos con herramientas más eficientes para hacerles frente, por otro lado incluso se crean problemas nuevos. Por ejemplo: tiempo y espacio como barreras para la comunicación no desaparecen sólo se hacen más pequeños; las barreras lingüísticas como el idioma se aminoran con la adopción del inglés y otras lenguas vehiculares pero siguen siendo susceptibles de formas dialectales y usos intencionados o accidentales de códigos privados o esotéricos; aparecen además nuevos problemas relacionados con la transmisión de datos o las diferencias culturales que se suman a los problemas de ruido en la comunicación ya conocidos. Los medios digitales son herramientas nuevas para profundizar y precisar la comunicación pero siguen siendo actos comunicativos y sufren de los problemas y contradicciones inherentes a este tipo de fenómenos.

Así pues, como en casi cualquier cosa, nos encontramos ante la contradicción de lo que quisiéramos y lo que detestaríamos de los medios de comunicación digitales. En medio está lo que de hecho hay, lo que cultivamos día con día. Para mi gusto y considerando mi positiva visión del lenguaje y la comunicación escrita el blog no ha sido suficientemente aprovechado hasta el momento. Avanza con profunda lentitud. Años de desarrollo de plataformas digitales no pudieron captar la cantidad de usuarios que las redes sociales lograron conseguir en apenas un par de años (de la mano de un incremento en la capacidad de transmisión y almacenamiento de datos). Ese avance se debe a que la red social dinamiza, integra e incluso sustituye las relaciones sociales anteriores permitiendo una comunicación mucho más fluida y menos específica que otros medios digitales. Con esto no quiero dar a entender que la red social esté exenta de la tendencia a la hiperespecialización y esoterismo de la información. Lo que sucede es que las personas buscan aprovechar los medios para comunicarse en diferentes formas y aquel medio que condiciona menos las formas de comunicación y los tipos de contenido será mucho más explotado que aquel que las limite.

De manera análoga a como el habla permite ciertas interacciones y la escritura permite otras, la red social y el blog o el foro son medios de comunicación diferentes con diferentes interacciones. Parece evidente que la red social es un medio mucho más versátil y por ende preferido por un mayor número de personas. Pero así como el habla adolece de muchos problemas a los cuales la escritura permite solucionar o solventar algunos cuantos, la red social adolece de varios problemas donde el blog, el foro y la página web seguirán por un buen tiempo teniendo sus propias utilidades. Entonces ¿cuál es el problema? ¿Para qué escribo todo esto?

Porque escribir aquí es un llamado a reivindicar el blog  ante más personas. Y no sólo el blog (el libro, la carta, el diario, la página web, la wikia, el foro y todo medio escrito "pasivo"), cualquier espacio donde podamos exponer con mayor profundidad nuestras ideas, donde podamos expresar otro tipo de contenidos, donde no nos sujetemos a la opinología, la habladuría, la comunicación barata e imprecisa que otorgan las más de las veces las redes sociales. No creo que la intolerancia, la violencia, el ruido, la mentira hayan surgido en facebook o en twitter. Estos medios de comunicación les dotan de nuevas formas a   mecanismos de comunicación que han existido inmemorialmente. Si las redes sociales son tanto el reflejo como la transformación de nuestra sociedad y sus hábitos comunicativos, entonces me provocan un gran pesar al observar el largo camino que nos queda por recorrer para afinar nuestras formas de expresarnos y escuchar a los otros. Peor que eso es pensar que si la comunicación y la sociedad son de tal naturaleza conflictiva que pueden sufrir cambios cuantitativos pero no cualitativos entonces no se puede depositar mucha esperanza en que la comunicación mejore nuestras vidas y nuestras sociedades.

Pero esas son discusiones para grandes maestros. Si la vida es mejor o peor hoy que ayer es cosa de perspectivas, deseos y valores. En términos mucho más modestos la palabra, la escritura, la imprenta y las telecomunicaciones parecen ser herramientas útiles para la resolución de muchos y diversos problemas. Es en ese sentido que no puedo dejar de depositar mi confianza en seguir leyendo y escribiendo dentro de mis modestas posibilidades y seguir construyendo este espacio al que espero volver en los próximos días.